El Estado en nuestro capitalismo

Pienso que modificando el capitalismo, sabiamente, puede volverse probablemente más eficiente para alcanzar los fines económicos que todos los sistemas alternativos hasta el momento, pero este sistema es, en muchos aspectos, extremadamente criticable. John M. Keynes

Si algunas de las personas de clase media, y media alta, se queja por no poder comprar U$S, ¿la gente de clase baja podría quejarse por no tener auto? ¿Todo depende del Estado? ¿Hay límites? ¿De qué nos quejamos y por qué? ¿Cuáles de esas quejas o reclamos tienen que ver con un país mejor o con nuestra situación personal? El Estado es la forma en que, como sociedad, decidimos darle forma a las respuestas de estas preguntas.

¿Cuánto puede el Estado planificar la economía, e intervenir en la vida de las personas? Ese es un debate necesario, sobre el rol del Estado. Porque a pesar de que algunos celebramos el Estado cubano donde todos tienen educación y salud, la mortalidad infantil es bajísima y en general no importa dónde nació cada uno para conseguir las necesidades básicas, la Argentina por el contrario, con su crisol de razas y expectativas, con su diversidad productiva (potencial o vigente) no aguantaría ese Estado. La Argentina puede conseguir inclusión social plena sin caer en los extremos, ese es el desafío.

La Argentina transita por un Estado distinto al que conoce históricamente, comprometido, dispuesto a equilibrar las necesidades de la mayoría con los deseos de la minoría. Un Estado que asume su rol de ser del mejor asignador de recursos (mejor que el mercado) y lo hace, como nunca, enfrentando intereses de quienes quieren asignar recursos por la mano invisible del mercado (o sea la de esos intereses).

Si bien se suele leer que esto separa a la Argentina, en realidad lo que hace es unirla de hecho. Porque muchas veces los deseos de la minoría van contra las necesidades de la mayoría (por ejemplo con el tema dólares, que hemos explicado aquí, acá y allá). En realidad el Estado interviene en la puja distributiva de manera tal que los deseos de los que mejor están no hagan más difícil la inclusión de los que no están tan bien. Simula en toda la sociedad (con controles) la solidaridad que no es parte de todo el arco social. Estado y sociedad se ven obligados a coincidir en todos los puntos donde la libertad de acción de un individuo afecte a otro. Con la novedad de que actualmente se ha levantado el velo de ignorancia sobre varias pujas distributivas que antes no se veían en la Argentina.

Porque las personas por lo común, tienen un camino psicológico de entendimiento de la realidad donde todo lo que se consigue es gracias a decisiones propias bien tomadas, y lo que no se consigue es porque existen fuerzas externas que lo impiden, por ejemplo el Estado. De la misma forma que creemos que todas las jugadas favorecen a nuestro equipo, y justificamos todo a favor de los colores que defendemos, nuestro mundo tiene las definiciones que nosotros construimos, siendo casi imposible comprender otras definiciones en el corto plazo.

Y el Estado actual tomó cartas en el asunto de manera genuina: reparando todo lo que no consiguieron por décadas los sectores populares. Porque si algunos sectores están mejor que otros eso tiene que ver con el comportamiento del Estado en la historia del capitalismo vernáculo (con perdón de la palabra) que tanto los favoreció, básicamente porque esos sectores siempre dominaron la agenda del Estado. Por otra parte, esos sectores favorecidos en años de historia argentina también se ampararon en Estados extranjeros, reconozcámoslo. La Argentina tiene una larga historia de migraciones (mayormente de Europa) que no vivieron a organizarse para construir una sociedad mejor, sino para hacer diferencias. Bueno, la época de las diferencias está en debate gracias al rol del Estado actual.

Así que un Estado que viene a reparar ese capitalismo torcido, que da mucho a pocos y poco a muchos debe tomar decisiones que a esos pocos, necesariamente, no les va a convenir materialmente en el corto plazo. O a iniciar ese tránsito de reparaciones, al menos, que por tratarse de un cambio estructural lleva un largo proceso.

El cinismo de la libertad en el capitalismo reza que somos libres de obtener lo que logramos y estamos trabados por el Estado para conseguir más. Eso es cierto, si se quiere, para un sector, para ese sector que podría sacar una ventaja de un Estado que no ejerza poder a favor de los sectores vulnerables, o sea un Estado liberal.

Defender un rol del Estado fuerte, que intervenga en la puja distributiva a favor de los trabajadores y en contra de la explotación, es sincerar el capitalismo para todos, donde el derrame sea cierto, equitativo y controlado. Se trata de promover un capitalismo donde se reparen las diferencias históricas y se incluya a toda la sociedad.

Un verdadero Estado argentino para la pendiente justicia social real.

Comentarios

Mariano T. dijo…
El gran problema es la mala praxis del gran timonel.
El capitalismo de estado depende de que el que toma las decisiones no se equivoque. En el mercado hay miles de decisiones individuales.
Un ejemplo es la restricción a pequeños ahorristas para comprar dólares, que se transformó en un doble mercado con brecha del 30%, que llegó para quedarse.
Y las limitaciones a la importación de insumos, que contribuyó al parate de la economía, y al alza de precios internos. Y eso es solo desde Octubre.
Mauro A. dijo…
Aun con errores en las decisiones, es mucho mejor a que "el mercado" tome las decisiones, por que "el mercado" solo quiere favorecerse a si mismo, por que la sumatoria de todas esas decisiones individuales, como la propia palabra lo dice, solo tiende a favorecer a ellos mismos, mientras que en la argentina no somos miles, sino millones.

Y ahi tenes el ejemplo del dolar, si por dieramos el caso de que "el mercado" estipulara el valor del dolar, tendríamos una fluctuación inflacionaria que provocaría muchisima mas incertidumbre que la actual, por que los miles que compran y venden dolares, no salen a la calle diciendo: hoy voy a vender a $4.51 por que le conviene al pais que se mantenga mas o menos a ese precio el dolar, sino que salen diciendo: a ver cuanto le puedo sacar hoy?, espero poder sacarle lo máximo posible de ganancia... Lo cual es totalmente legitimo, pero para que no se descontrole todo, por suerte está el estado, que, como te dije en otro lado: trata de mantener a raya a todos los cagadores.

Muy bueno el post hernan (bah, como siempre)
Hache dijo…
Mariano T, ¿en el mercado hay miles de decisiones individuales? ¿que no se equivocan? No comparto de ninguna manera, en el mercado (desregulado) suele haber pocas o una decisión individual que le da forma a todo el sector, ya sea Repsol, las telefónicas, Pérez Companc o Rocca, imponiendo precios, normas, tiempos, cantidades. Y todo eso en función de la renta y no del desarrolllo social. ¿Me preguntas a mí? Por eso mismo estoy a favor de un nuevo IAPI...
Gracias Mauro, coincido (con todo salvo con lo del post jaja). Abrazo
Mariano T. dijo…
Ya suponía que la A era de Alvarez, poca gente es tan necia.
En el caso del tipo de cambio, el Estado interviene en todo el mundo, comprando, vendiendo, influyendo en la tasa de interés, ajustando la emisión, etc, para un precio clave en la economía. Siguen siendo miles de decisiones individuales, pero hay un jugador que vale como todos los demás juntos.
Lo de acá es otra cosa, a gusto de trogloditas como vos, que sos de los que creen que la inflación es el 9 anual. Pero no existe en el mundo, basta ver en qué países hay mercado negro de divisas, se pueden contar con los dedos de una mano.
Mariano T. dijo…
hache: Los casos de capitalismo de estado exitosos son muy raros, si es que podemos encontrar uno aparte de China, que viene de una historia muy diferente. Nunca dije que las miles de decisiones no se equivoquen, de hecho esas decisiones normalmente son contradictorias, es una nube de decisiones con una resultante.
Cada intervención, en mi opinión, tiene que ser muy clara en instrumentos y objetivos.
Por ejemplo el IAPI que nombraste, fue errado en el diagnóstico inicial, por lo tanto en sus objetivos, y encima también en sus instrumentos. Fue el detonante de la "limitante externa" y el "stop and go" de la economía argentina, a raíz del atraso en la producción que ocasionó, que tardó 20 años en volver a la situación anterior a su creación. Y no es que no se hayan dado cuenta, los últimos 4 años se los pasó poniendo montañas de guita para tratar de solucionar los problemas que creó en los primeros 5. No tuvo en cuenta las decenas de miles de decisiones individuales.
Mauro A. dijo…
Si, tambien se puede contar con los dedos de la mano los paises que, sin estar dolarizados, tienen tantos dolares por habitantes. Esas cosas hacen que sea muy poco comparable el mercado cambiario argentino con el de los demas.

Sin embargo, nada de eso refuta la teoría, mas bien la refuerza, ya que das a pensar que el estado es el que regula el tipo de cambio, (despues podemos discutir si las herramientas que utiliza son las correctas), pero sin dudas, estamos lejos de aceptar que las miles de decisiones individuales pueden y deben ser las que regulen el tipo de cambio.
Mariano T. dijo…
Si leés bien lo que dije, nunca postulé que los miles de decisiones determinaran el tipo de cambio.
El esquema que existe en todo el mundo, es el de flotación sucia. Los particulares compran y venden libremente, pero el Banco Central es el gran operador que determina el precio, dentro de los límites lógicos. Maneja un gran volumen de reservas, y domina los otros dos resortes claves que son la cantidad de dinero y la tasa de interés.
Es el sistema que rigió desde 2002 a 2011.
Hoy el sistema es diferente. El Banco central fija un precio al cual deben vender los exportadores, y los que traen capital de afuera.
Por otra parte, a ese mercado acceden a comprar solo los que estan autorizados. El resto opera en el dolar libre, o paralelo. Esto ha pasado muchas veces en muchos lugares, sobre todo en el tercer mundo. Y se usa en el caso de guerra o de crisis económicas graves.
Mauro A. dijo…
No lo que das a entender es que la decisión de los miles de compradores, es la decisión correcta, cosa que se contradice con la intervención del estado al comprar y vender en una cantidad muy superior a la del mercado. Con eso mismo queda claro que, al menos en el mercado cambiario, la intervencion del estado es algo que se hace en todos lados, y para lo cual, el "mercado" no es un buen regulador. Despues podemos discutir si las medidas de limitar la compra venta es buena o mala, pero eso ya es otro cantar. Lo que se discute es si el estado debe intervenir o no.
Anónimo dijo…
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